El amor descuadra las cuentas
y he llegado apurado a final de mes,
yo que sigo todavía enamorado
desahuciado y sólo me quede.
Yo que he perdido tú lectura
aún intento leer alto por si acaso
resonando por alguna esquina
un verso se convierte en llanto.
No creo, ni me puedo imaginar,
un día en el silencio va a comenzar,
muda mi alma y entre las espinas,
el insomnio es algo muy habitual.
Duermo cuando te siento despierta,
para no coincidir ni por los sueños,
que últimamente vivo de recuerdos
y me duelen los pilares de mi cuerpo.
He visto una barca zarpar a la deriva
y recoger con las redes los fragmentos,
uno a uno juntar todos los versos
y las lágrimas usar por pegamento.
He jugado con las espinas del rosal,
me he pinchado al querer la contemplar,
he guardado de la savia más amarga
una gota de la pasión elemental.
He sido siempre un buen pacifista,
pero hoy me toca tener que pelear,
por arrancar de mi cara una sonrisa,
espantar de mis penas mi pesar.