La tarde dormía lenta
entre la cuna y la fragua,
y el hierro se calentaba
con el cante y las enaguas.
Y las gitanas. Bailaban,
con su arte y su romero,
de las guitarras fundían,
compases y falsetes buenos
como un vino de Jerez.
La noche lloraba
ni por pena, ni por llanto.
La noche cantaba
No hay comentarios:
Publicar un comentario