domingo, 8 de diciembre de 2013

Como un vino de Jerez

La tarde dormía lenta

entre la cuna y la fragua,

y el hierro se calentaba

con el cante y las enaguas.

Y las gitanas. Bailaban,

con su arte y su romero,

de las guitarras fundían,

compases y falsetes buenos

como un vino de Jerez.

 La noche lloraba

ni por pena, ni por llanto.

La noche cantaba

por soleares y tangos.



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